Magnífico concierto en el que el protagonista lo lleva un instrumento tan poco usual en la música sinfónica como es el banyo. Como será que el impostor es el propio autor, que así se siente en este mundillo. Los tres movimientos (1. Infiltración, 2. Integración, 3. La verdad revelada) aluden a la llegada del banyista a la orquesta de alguna forma disfrazado (1), a la sensación de haber convencido (2) y a la revelación de que debería ser expulsado de allí (3).
Un caso clásico de síndrome del impostor y una interesantísima sorpresa tímbrica.
"Un músico como yo puede sentirse así con bastante frecuencia, aunque el objetivo de gran parte de mi trabajo es intentar encontrar maneras de integrarme con naturalidad en entornos diversos. A menudo me siento como un impostor, y si alguien descubriera la verdad, estoy seguro de que me expulsarían de inmediato. Así que tal vez el banjista se coló en la orquesta disfrazado (Infiltración), fue bastante convincente de que pertenecía allí (Integración), pero en algún momento reveló la verdad (Verdad Revelada): ¡Él/yo soy un banjista de clase baja y debería ser expulsado de inmediato! Pero esa es solo una interpretación."
