Carlos Chávez. Segunda sinfonía. "Sinfonía India" (1936)

En la composición de esta segunda sinfonía, Chávez utilizó, junto con otro material, tres melodías extraídas del folclore indígena mexicano, lo que explica su nombre.

El ritmo es uno de los protagonistas de la obra: en un principio Chávez pensó en instrumentos indígenas para la percusión. Después los sustituyó por los más parecidos del instrumental clásico para hacer más fácil su interpretación, aunque sugiriendo que siempre que fuera posible se usaran los originales. 

Pero si algo sobresale en esta sinfonía es el material temático, de una belleza deslumbrante. 

 

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Como curiosidad diré que Jon Anderson utilizó parte de este mismo material melódico en su disco Toltec. 

Mauricio Kagel. An Tasten, estudio para piano (1977)

Experimentador nato, dado al teatro musical, a la parodia, a la crítica de las formas musicales establecidas, Kagel nos ofrece en este estudio una pieza instrumental con claras influencias minimalistas y con vocación expresiva. Da la sensación, solo es eso, una sensación, de que Kagel se desnudase en esta ocasión y se olvidase de su ironía habitual para hacer una incursión en la música pura.

No sé si la pieza es difícil o no, pero se percibe la lucha del panista con el instrumento. 

Sauli Zinovjev. Un Grande Sospiro (2018)

Inspirada en el cuadro El grito de Munch, Un Grande Sospiro es una muestra del sentido dramático y de la riqueza orquestal que caracterizan a este joven finlandés al que conocí gracias a Radio Clásica. Nada en él es original ni mucho menos experimental (de hecho, algunos pasajes recuerdan a la banda sonora de alguna de las películas de la saga Star Trek). Sin embargo, con medios convencionales logra paisajes sonoros emocionante, evocadores. 

Es, sin duda, un contador de historias.

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El grito. Edvard Munch, 1893