Esta obra utiliza una plantilla instrumental muy original: cuando Paul Sacher le encargó la obra al autor, le propuso que utilizara "los instrumentos de cuerda que se encuentran normalmente en un bajo continuo". Martin decidió subir la apuesta y "emplear todos los instrumentos de cuerda que se usan hoy en día: cuerdas, piano, arpa y clavicémbalo".
Los timbres de estos instrumentos intensifican el carácter dramático y misterioso de la obra.
Para más detalles se puede leer una Introducción a la obra del propio Frank Martin.
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