Desde los clusters iniciales sabemos que estas danzas predadoras no nos van a dejar indiferentes. Con un ritmo frenético marcado por un piano en el papel de instrumento de percusión, este trío para violín, violonchelo y piano nos sumerge en un mundo primitivo, oscuro, misterioso. Notas repetidas en las cuerdas, largas escalas de piano, un inesperado violín melancólico...
Schnelzer es minimalista, primitivista, expresionista, todo a la vez.
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