El microtonalismo de Hába hace que su música resulte misteriosa, algo divagante, como extraterrestre. Sería la música que uno esperaría escuchar en Vulcano. O en cualquier otro mundo. Hay que escuchar esas extrañas escalas, esos intervalos que suenan a glissando, ese recorrer el continuo sonoro a saltos un poco menos evidentes.
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