Encargo de su amigo Zoltán Székely, estamos ante uno de los mejores conciertos para violín de la historia. Bartók utilizaría, como era frecuente en él, estructuras musicales populares de su Hungría natal, aunque se cuidase mucho de no usar melodías directamente recogidas del folclore.
En la época en que compuso el concierto, Bartok estaba muy preocupado por el auge del nazismo y locuras similares en Europa en general y en Hungría en particular. Eso puede escucharse en el dramatismo de algunas partes de la obra, aunque el concierto no se agota aquí, incluyendo pasajes de hermoso lirismo o de triste melancolía.
Dicen los que saben que utiliza series de doce notas al estilo dodecafónico, pero sin abandonar la tonalidad. Sea como fuere, su escucha es una experiencia de una rara profundidad.
El concierto consta de los siguientes movimientos:
- Allegro non troppo.
- Andante tranquillo.
- Allegro molto
Para saber más: LA Phil
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