Marsias, flautista él, desafió a Apolo a un concurso musical en un típico gesto de hybris ('orgullo'). En la primera ronda Marsias hizo bailar al público, pero Apolo les hizo llorar con su lira, de modo que quedaron empatados. Entonces Apolo propuso tocar el instrumento al revés, cosa que con la lira se puede hacer pero no con la flauta, por lo que las musas, juezas de la competición (así cualquiera gana) dieron a Apolo por vencedor. El castigo no fue poca cosa: fue desollado vivo, y es que desafiar a un Dios tiene estos inconvenientes.
Esta historia es la que inspiró a Rihm la rapsodia para trompeta que se puede escuchar a continuación. Siempre expresionista y preocupado por llegar al público, añade una marimba y siete tambores que dialogan con una trompeta magistral.
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