domingo, 4 de diciembre de 2022

Tomás Marco. Espacio de espejo (1990)

Esta obra es puro juego, una colección de simetrías y contrastes, una sucesión de cambios de timbres y de ritmo que nos lleva de lo saltarín a lo misterioso sin solución de continuidad. Al escucharla tengo la sensación de asistir a un debate entre varias y extrañas especies de seres.
 

Marco habla de su obra: 

“La composición usa una orquesta de proporciones reducidas y con las prestaciones solísticas, tal como era la formación que se me había sugerido y se desarrolla como un trabajo eminentemente abstracto y formal en el que la expresión debe dimanar de la propia forma. Ésta utiliza una buena cantidad de procesos especulares, y de simetrías de diverso tipo, tendentes a crear un espacio propia. La espacialidad no se basa tanto en la focalización del sonido según donde se coloquen los instrumentos – aunque hay algunas preferencias sobre el particular- sino de un empleo de la sensación temporal de la música tendente a crear un espacio propio donde habitar y habitable por el oyente. En algunos momentos, los timbres se acercan a ciertos procedimientos de la música electroacústica y en otros se emplean con toda su pureza individual. Espejos tímbricos que se miran en espejos formales para crear un espacio multiespecular. Espejo también de mi propia concepción de la música y de una referencia lejana al compositor en cuyo honor surge. Juego dialéctico de relaciones y referencias que no tienen por qué individualizarse conscientemente sino que sirven de motivación a una música que debería hablar por sí misma".



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