La música para cine tiene siempre algo de instrumental, de utilitario, de incidental. Pero hay músicas tan poderosas que dotan a las imágenes de otra dimensión, de una profundidad que quizá no tenían, al menos no por sí solas.
Este lamento entrópico, esta tristeza encapsulada ha hecho lo propio con muchas imágenes. Y es que el hábito, con frecuencia, hace al monje.
En una especie de vuelta de tuerca, un vídeo de George Belfield convierte la música en protagonista de la historia sirviendo de guion para los gestos de la magistral Elisabeth Moss. Es un perfecto ejemplo de cómo a veces la suma de las partes es menos que las partes por separado. Completamente innecesario.
Por cierto: On The Nature Of Daylight forma parte del disco The Blue Notebooks.
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