Trama es una composición potente, pero juguetona. Guinjoan trata a la orquesta como el complejo instrumento que es, pero hace que los distintos instrumentos intervengan como pidiendo la vez, como si diesen saltitos para sobresalir por un momento sobre la masa orquestal. Así, Trama es un festival de timbres y tensiones que logra una expresividad "luminosa y mediterránea".
Una gozada.
Dice el autor:
"Trama es como un fresco orquestal, un retablo. Me interesaba resolver una combinación complicada de elementos repetitivos. Puede parecer que siempre es el mismo y nunca lo es, casi en el modo del comienzo del Quartuor pour la fin du temps de Olivier Messiaen. Del mismo modo que un sistema planetario en que se mueven todos los elementos musicales, que son siempre los mismos tratados tímbricamente de diferente manera. La orquesta ofrece muchos medios y el compositor tiene tendencia a explotarlos. He procurado que estas expansiones estén delimitadas. En la última parte de Trama me atrevo con un canto que parece popular, como un rasgo postimpresionista, que repito sin complejos a lo largo de un trabajo orquestal muy elaborado."
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