sábado, 25 de mayo de 2024

Silvestre Revueltas. Sensemayá (1938)

Imaginemos que Stravinsky se da una vuelta por Cuba y compone una pequeña pieza sobre un rito antillano para matar culebras. Pues esa pieza podría haber sido Sensemayá, aunque la historia de su composición fue distinta.

Quien escribió un canto para matar culebras venenosas (Sensemayá) fue el poeta cubano Nicolás Guillén en 1934. Un buen día el mexicano Silvestre Revueltas lo escucho en la voz del propio poeta y se quedó fascinado por el ritmo de la invocación que en el poema se repite una y otra vez:

¡Mayombe-bombe-mayombé!
¡Mayombe-bombe-mayombé!
¡Mayombe-bombe-mayombé!

El resultado es Sensemayá, una pieza intensa, de gran complejidad, con ritmos oscuros, profundos, que evocan viejos ritos africanos a través de su descendencia cubana y todo ellos gracias a la mente de un mexicano íntimamente influido por un ruso.

Emocionante.


***
Podemos hacernos una idea de lo que sintió Revueltas cuando escuchó a Guillén recitar su poema escuchándole nosotros mismos:

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