sábado, 29 de octubre de 2022

Henri Dutilleux. Timbres, espace, mouvement (La Nuit étoilée) (1978-1992)

A Dutilleux le encantaba el misterio. Y si hay una parte del día misteriosa en la noche. Y si hay una noche misteriosa es la Noche estrellada (La Nuit étoilée) que pintó Vincent Van Gogh en 1889. Por eso es lógico que el compositor francés le dedicase esta obra.

Dutilleux ve en el cuadro tres partes (una terrenal, la del pueblo; otra intermedia, la de las montañas ascendentes; y la última la del cielo estrellado, con esos vórtices que hubiesen encantado a Descartes) y hace que la orquesta refleje esa organización colocando en primer plano doce violonchelos y seis contrabajos, dejando un espacio vacío en medio y situando detrás los instrumentos de viento y percusión (efectivamente: no hay ni violines ni violas).

En 1992 el autor añadió entre los dos movimientos originales un interludio para 12 violonchelos.


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Este es el cuadro de Van Gogh que expresó musicalmente Dutilleux: 

La Nuit étoilée. 1889


viernes, 21 de octubre de 2022

Wolfgang Rihm. Marsyas (1998-1999)

Marsias, flautista él, desafió a Apolo a un concurso musical en un típico gesto de hybris ('orgullo'). En la primera ronda Marsias hizo bailar al público, pero Apolo les hizo llorar con su lira, de modo que quedaron empatados. Entonces Apolo propuso tocar el instrumento al revés, cosa que con la lira se puede hacer pero no con la flauta, por lo que las musas, juezas de la competición (así cualquiera gana) dieron a Apolo por vencedor. El castigo no fue poca cosa: fue desollado vivo, y es que desafiar a un Dios tiene estos inconvenientes.

Esta historia es la que inspiró a Rihm la rapsodia para trompeta que se puede escuchar a continuación. Siempre expresionista y preocupado por llegar al público, añade una marimba y siete tambores que dialogan con una trompeta magistral.   


Hay un momento jazzero de la trompeta que me recuerda al Concierto para trompeta “Nobody knows de trouble I see” de Bernd Alois Zimmermann.

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La pintura que he puesto como enlace en Tres monos es de John Melhuish Strudwick (1849-1935), alumno, evidentemente, de Burne-Jones.
 


sábado, 15 de octubre de 2022

Magnus Lindberg. Engine (1996)

Algunos momentos de Engine hacen pensar en la banda sonora de un thriller en blanco y negro. Pero entonces el ritmo cambia y nuevos timbres nos lanzan a una loca carrera que acabará en un remanso de  nuevo provisional.

Te propongo escuchar primero estos quince minutos de música intensa y vertiginosa. Después te contaré algo de su composición.   


Lindberg utilizó el programa informático Patchwork para escribir esta obra. La idea es que el compositor aporta al programa decenas de restricciones melódicas y armónicas y el programa genera a partir de ellas sugerencias que el compositor maneja como material sonoro. Es interesante señalar que esto es algo que Ada Lovelace ya predijo en su artículo sobre la máquina de Babbage.

En cualquier caso, la plantilla orquestal solo incluye instrumentos tradicionales: flauta (también flautín), oboe, clarinete, fagot (también contrafagot), 2 trompas, trompeta, trombón, percusionista, piano, violín, segundo violín, viola, violonchelo y contrabajo.


lunes, 10 de octubre de 2022

Richard Strauss. Así habló Zaratustra (1896)

Para quién escuchamos por primera vez la fanfarria inicial de esta obra en la película de Stanley Kubrick 2001 Una odisea del espacio, es difícil separarla de las imágenes del homínido descubriendo las capacidad destructivas de un hueso. 

Sin embargo, Así habló Zaratustra es mucho más. Es la transcripción musical de algunas de las emociones que el autor experimentó al leer uno de los libros más extraordinarios de todos los tiempos y cuyo título da nombre a la obra: Así habló Zaratustra, de Friedrich Nietzsche. 

Si Kubrtick usó la fanfarria para simbolizar el comienzo de la loca carrera humana hacia no sabemos dónde, bien nos puede valer a nosotros para abrir esta loca historia de la música contemporánea. Y no solo por sus potentes timbales, sino porque, como buen punto de partida, participa del pasado, siendo una obra que bebe del romanticismo, pero también del futuro, con ese sentido del espectáculo tan de Strauss que luego sería clave en el siglo XX.


Estructura

La obra consta de nueve secciones interpretadas en tres momentos diferenciados. Strauss extrajo los nombres de las secciones de capítulos seleccionados del libro de Nietzsche.

I. Einleitung, oder Sonnenaufgang (Introducción o Amanecer)

II. Von den Hinterweltlern (De los trasmundanos)

III. Von der großen Sehnsucht (Del gran anhelo)

IV. Von den Freuden und Leidenschaften (De las alegrías y de las pasiones)

V. Das Grablied (La canción de los sepulcros)

VI. Von der Wissenschaft (De la ciencia)

VII. Der Genesende (El convaleciente)

VIII. Das Tanzlied (La canción del baile)

IX. Nachtwandlerlied (La canción del noctámbulo)

sábado, 1 de octubre de 2022

John Adams. Absolute Jest (2012)

Johan Adams estaba escuchando un día Pulcinella, obra escrita por Stravinsky a partir de música del siglo XVIII pero dándole su estilo, cuando se le ocurrió que él podría hacer algo parecido con su amado Beethoven, en concreto con música de sus cuartetos y scherzos de sus sinfonías: el resultado fue este Absolute Jest ('Broma absoluta'), un concierto para cuarteto y orquesta.  

Es cierto que a veces la cosa no suena limpia, como si el cuarteto de cuerda y la orquesta no se entendiesen demasiado bien. Pareciera que estamos escuchando dos músicas a la vez. Pero resulta que esa falta de concierto concita una sensación de diálogo entre el pasado y el presente, como si una música dejase escuchar a la otra sin ocultarla. 

También podríamos entender lo que ocurre como una lucha, como el intento fracasado de la nueva música por imponerse a la antigua. No, la música no es limpia en algunos momentos, pero eso le da riqueza y cierta sensación de viveza, de libertad, la libertad del descontrol.       


John Adams habla de su creación en La Phil.